A la conocida odisea diaria que viven aquellos que se mueven en la ciudad de Buenos Aires por medio del transporte público se le suma una nueva dificultad, que es la de tratar de cargar, en los comercios que estaban habilitados para ello, la tarjeta Monedero, que sirve para ingresar al servicio de subte y a la mayoría de los colectivos porteños.
La Nacion vivió en carne propia este problema al intentar, plástico en mano, efectuar una recarga en una veintena de quioscos de la ciudad. Luego de caminar gran parte de las avenidas Coronel Díaz, Santa Fe, Pueyrredon, Córdoba y Corrientes, se llegó al punto final del trayecto, en Córdoba y Alem, con el mismo saldo exiguo de $ 0,25.
La respuesta de los quiosqueros a su paso fue tan reiterativa como desalentadora. "Hace un mes que no cargamos más", dice Luis Vargas, que atiende en un local de Santa Fe al 2400. "Lo que pasa es que te quita tiempo y no te deja nada de ganancias", se lamenta Luis. Delia mira por encima de sus anteojos, detrás del mostrador de su quiosco en Córdoba al 2100. "A mí me quisieron dejar esa máquina, pero se las regalo envuelta y todo; porque no suma clientes y, además, el margen de ganancia es bajísimo", comenta. "Yo te recomiendo que cargues $ 100 en una estación de subte y te olvides por un tiempo."
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