9 jun 2011

55 céntimos, la delgada línea entre muerte y vida


La decisión adoptada por Philip Morris de desbaratar el tradicional statu quo en el que coexistían empresas y marcas del mercado tabaquero nacional amenaza con no dejar títere con cabeza. Las tres bajadas de precio de la filial española de la multinacional estadounidense están causando un tsunami sostenido en el que, tarde o temprano, los efectos colaterales aparecerán en forma de despidos, reestructuraciones o eliminación de marcas.

Pero la que de verdad ha dejado de obtener fondos con el movimiento de Philip Morris de ayer, es el departamento de Elena Salgado. Sus previsiones de primeros de año de alcanzar 780 millones adicionales de recaudación con la subida de los impuestos especiales del tabaco y así ayudar a la consolidación fiscal de las cuentas del Estado en su lucha contra el déficit, han saltado por los aires hechas mil pedazos.

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